No somos fiscalistas, pero sabemos cómo usar la fiscalidad a tu favor.
Cuando nos preguntan acerca de las fórmulas para ganar más pagando menos impuestos, DE UNA FORMA LEGAL (destacamos el matiz en mayúscula); siempre decimos lo mismo.
Mediante dos vías:
– Aumentando tus ingresos no imponibles (los que NO pagan impuestos al momento)
– Reduciendo tus ingresos imponibles (los que sí pagan impuestos)
¿Te seduce la idea?
A nosotros mucho.
Pues atiende y verás…
Ya lo decía Benjamin Franklin: “En este mundo no hay nada seguro, excepto la muerte y los impuestos”.
No cabe duda que tenía toda la razón, pero lo peor del caso es que los gobiernos en general necesitarán cada vez más dinero para satisfacer los servicios públicos de un decrépito estado del bienestar.
Una de las claves para optimizar el pago de impuestos es minimizar los ingresos imponibles, es decir, aquellos sobre los que se pagan impuestos inmediatos (rendimientos del trabajo, actividades económicas, rendimientos del capital mobiliario,…); y maximizar los “ingresos” no imponibles (aquellos sobre los que se difieren los impuestos) como es el caso de los derivados por la apreciación del capital.
¿Tiene esto sentido? Pues claro. ¡Tiene todo el sentido!
Bien, entonces veamos cómo hacerlo.
Por ejemplo, en el ámbito de las inversiones financieras:
· Los rendimientos explícitos de las acciones en forma de dividendos, así como los intereses de los depósitos (ahora prácticamente nulos) y cupones de los bonos; todos ellos forman parte de nuestra base imponible del ejercicio (en su modalidad del ahorro), de forma que se pagan impuestos cada año por ello.
· En cambio, la revalorización de los fondos de inversión que van acumulando valor por el método de la capitalización, no generan base imponible, difiriendo su tributación hasta el momento de su venta o reembolso. Eso, eso,… es lo que nos interesa.
Para poder apreciar realmente el impacto que supone el concepto de “diferimiento fiscal o tributario”, te muestro el siguiente ejemplo:
Imaginemos el supuesto de una persona que tiene ante sí dos opciones:
1. Invertir 10.000€ con un rendimiento del 8% anual, durante 40 años, con un diferimiento fiscal; de tal forma que se tributa al finalizar la inversión, por los rendimientos obtenidos.
2. Mismo importe, rendimiento y plazo; pero pagando anualmente los impuestos correspondientes por la obtención de renta a razón de un 25% (que consideramos como tipo de gravamen del ahorro).
En ambos casos existe reinversión de los rendimientos netos obtenidos.
Los importes resultantes serían los siguientes:
Fuente: Newman
Como se puede apreciar la diferencia es muy ostensible, más de un 60% de mejor resultado a favor de la opción de diferimiento fiscal.
Todo y partiendo de idénticas variables (capital, rentabilidad, plazo, y tipo de gravamen); el hecho de diferir la tributación y pagar los impuestos al final del período de la inversión (similar al funcionamiento de un fondo de inversión de acumulación), supone un gran ahorro, versus la opción de tributar anualmente en base a los rendimientos obtenidos (similar al funcionamiento de los dividendos o intereses).
Además, los fondos de inversión permiten toda la flexibilidad, movilizando tu dinero y pudiendo cambiar las veces que se crea conveniente de fondo de inversión (mediante la vía del traspaso), sin que ello suponga ningún impacto fiscal. ¡Interesante! ¿Verdad?
Una imagen vale más que mil palabras
En el siguiente gráfico, se muestra la evolución en la acumulación del capital, tomando en consideración ambas opciones.
Elaboración propia: Newman
La diferencia estriba en la pendiente de la curva a medida que avanza el tiempo.
Déjate aconsejar por un experto acreditado independiente
Recuerda esto para siempre. Como inversor:
– Cuando cobras intereses: pagas impuestos
– Cuando cobras rentas: pagas impuestos
– Cuando cobras alquileres: pagas impuestos
– Cuando cobras dividendos: pagas impuestos
– Y suma y sigue…
En cambio, cuando acumulas plusvalías: NO PAGAS IMPUESTOS, LOS DIFIERES.
“Si en lugar de pagar impuestos, reinviertes tu dinero: ganas más”
Esto se debe gracias a capitalizar la inversión con un rendimiento sin retención fiscal, obteniendo así un resultado francamente mejor que capitalizando con un interés que tribute anualmente.
Pero lo que de verdad hace amplificar la diferencia, es la fórmula exponencial que hay detrás de la magia del interés compuesto.
La fórmula que utilizan los multimillonarios
Reflexiona sobre lo siguiente. Te has preguntado alguna vez, ¿cómo invierten las personas más prósperas? Pues ellas utilizan los Fondos de Inversión como vehículo prioritario para gestionar su patrimonio.
Si los multimillonarios utilizan estos instrumentos para vehiculizar sus inversiones financieras, por algo será, ¿no crees?
Así pues, la conclusión es clara: aprovecha siempre, donde las haya, todas las oportunidades de diferimiento, desgravaciones, bonificaciones, reducciones de índole fiscal; sin cometer ilegalidades.
El ahorro periódico mediante Fondos de Inversión es la forma legal más óptima para invertir, difiriendo los impuestos y tributando menos.