Más de la mitad de los motivos del estrés son causados por temas de dinero, y entre ellos, las deudas es el principal desencadenante.
Aunque parezca sorprendente, la principal causa de rupturas matrimoniales no son las infidelidades.
Sino que el motivo más relevante en los casos de divorcios y separaciones es consecuencia de la diferente concepción sobre el manejo del dinero entre los cónyuges. Las deudas contraídas, tanto por uno de ellos o por ambos, es la principal fuente de discusiones conyugales.
En resumidas cuentas, se discute mucho más por dinero, que se comunica por amor.
Por todo ello, la gente se pregunta:
- ¿Existe algún modo de eliminar las deudas cuanto antes?
- ¿Cómo deshacerse de esa pesada losa?
- ¿Por dónde empezar?
Bien, la solución pasa por:
- Evitar endeudarse más, y
- Poner todo nuestro empeño en reducir la deuda existente.
Pero, en primer lugar tenemos que distinguir nuevamente entre la deuda buena (inversión) y la mala (consumo), ya que ésta última es la que primero deberemos atacar.
En caso de mantener diferentes deudas, el criterio de actuación es claro y diáfano. Se concreta en 6 simples pasos:
- Hacer una lista de todas las deudas, anotando los importes pendientes, tipo de interés que estás pagando (coste) y la comisión de amortización/cancelación que apliquen según el contrato, en su caso.
- Reducir en primer lugar aquella deuda más gravosa, es decir, con condiciones financieras peores o tipo de interés más elevado; y que habitualmente son las derivadas de las tarjetas de crédito.
- Anticipar la amortización de aquella deuda que no se beneficie de ningún tipo de desgravación, como por ejemplo, aquella que no sea objeto de financiación para la adquisición/rehabilitación de vivienda habitual, o casos similares.
- Priorizar también aquella que no tenga comisión en concepto de amortización o cancelación anticipada; o en caso de existir, la que tenga un porcentaje de comisión inferior.
- A iguales y similares condiciones financieras, atacar primero aquella deuda de menor cuantía o capital pendiente residual más pequeño. Esto es lo que se conoce como el “sistema cascada” de reducción de deudas.
- A medida que vayamos avanzando en la rápida eliminación de la deuda por el orden descrito, ampliaremos la capacidad de ahorro; y además, gracias a su efecto motivador, nos animará a continuar con el proceso de amortización anticipada de créditos.
Los 6 pasos anteriores es una estrategia lógica y “racional” de liberación de deudas. Es decir, prioriza la forma de acabar primero con la deuda más cara y gravosa. Esto tiene todo el sentido económico y financiero del mundo.
No obstante, soy consciente de que para otras personas puede resultar más conveniente seguir una estrategia más bien “emocional”, en la que prima deshacerse primero de aquella deuda más pequeña, para ir ganado confianza; y no necesariamente comenzar por la deuda más costosa.
O también podría ser el caso, de empezar liquidando aquella que más afecta psicológicamente, como por ejemplo, aquella deuda contraída con un familiar o amigo, y queremos deshacernos de ella cuanto antes, por el motivo que sea.
Así que, ya bien sea priorizando racional o emocionalmente, lo importante es encontrar nuestro sistema que más confianza nos aporte, y lo apliquemos de forma implacable.
El método de liberación de deudas requiere iniciarlo cuando antes. A poder ser, hoy mismo.
El hecho de que sea simple, no quiere decir que sea fácil. Lo sé. Requiere disciplina y fuerza de voluntad, como todas las grandes cosas que te gustaría conseguir en la vida.
No hay otra solución mejor. Tenemos que descartar los remedios “mágicos y milagrosos” que alguien nos ofrezca; como bancos, agencias de refinanciación y reunificación de préstamos, casas de empeño, y otros usureros.
Ya que lo único que obtendremos será:
- Elevar el coste de la deuda (será mucho más gravosa)
- Alargar el plazo de vencimiento (tendremos que soportarla por más tiempo).
- Nos exigirán garantías adicionales (se asegurarán de cobrar con nuestros bienes más preciados).
Y lo que resultaría todavía peor. Refinanciar tus deudas unificando las cuotas, alargando el plazo; todo ello para conseguir una cuota inferior, puede comportar que te vuelvas nuevamente a endeudar, con lo cual estarías agravando todavía más el problema.
En resumen, eliminar cuanto antes la deuda mala y cara (consumo) mediante el anterior método efectivo, controlando en una cuantía razonable la deuda buena (inversión). ¡Ese es el camino a seguir, no hay atajos!