Con el auge de la robotización, últimamente están irrumpiendo una especie de “alienígenas” en el mundo financiero conocidos como “roboadvisors”; y por lo que parece han venido para quedarse.
¿Qué son los roboadvisors?
El nombre roboadvisor, de origen anglosajón, proviene de la conjunción entre robótica y asesor. Pero para un castellanohablante, el hecho de que se mencione el prefijo “robo”, nos sugiere inmediatamente unas connotaciones negativas evidentes, y más tratándose de un tema del ámbito financiero.
No obstante, su correcta definición se corresponde con la de unos asesores financieros robotizados alojados en plataformas informáticas (pertenecientes al universo fintech), y que se caracterizan por ofrecer un servicio de asesoramiento financiero:
- Exclusivamente online
- De bajo coste (low cost)
- Focalizado en el ofrecimiento de fondos de inversión
- Especializados en la denominada gestión pasiva o indexada
- Ofreciendo una administración automatizada, en cuanto a reajustes y rebalanceos de la cartera de inversión
¿Cómo trabajan los roboadvisors?
El propósito de los roboadvisors es atraer primordialmente al segmento de inversores jóvenes o juniors, más cómodos y propensos a utilizar los sistemas digitales e interlocución online.
Siguiendo el modelo de negocio exitoso en Norteamérica y Reino Unido, posiblemente, los roboadvisors pretendan configurarse en el futuro como los asesores financieros de la clase media española; reservándose los asesores tradicionales (de carne y hueso) para patrimonios más elevados.
Hasta aquí, todo lo expuesto suena bien. Las características expresadas anteriormente serían sus principales ventajas o puntos fuertes.
¿Cuáles son las carencias de los roboadvisors?
Todas las plataformas de roboadvisors que he revisado, tanto las residentes en EE.UU (la gran mayoría), como las pocas españolas que existen hasta el momento, presentan carencias a destacar; básicamente como consecuencia de su necesaria simplicidad. A saber:
- Escasa profundización a la hora de determinar el perfil de riesgo del inversor, mediante la utilización de cuestionarios simples; que incluso pueden ser malinterpretados por los inversores en caso de no disponer de una mínima cultura financiera.
- Foco centrado exclusivamente en inversiones financieras a través de fondos, sin posibilidad de considerar otros ámbitos generadoras de rentas como son: acciones de compañías, bonos u obligaciones, inversiones inmobiliarias, etc.,…
- Hasta el momento, no tienen en cuenta otros aspectos vinculados a las finanzas personales como son: reducción de deudas, control de gastos, incremento de ingresos, incentivo del ahorro, planificación del legado, entre otros.; que sí pueden ser tratados por un coach financiero o consejero patrimonial.
- En general, ofrecen nula relación o interacción personal con la plataforma facilitadora del servicio. La interlocución es exclusivamente a través de una computadora.
- No incentiva la mejora de la educación e la inteligencia financiera de la persona, para convertirla en un mejor inversor.
- Imposibilidad de vetar la inversión en algún sector industrial o compañía determinada, por razones personales del inversor (por ejemplo: industrias contaminantes, armamentistas, etc.).
Una reflexión final acerca de los roboadvisors
A todo ello, hay que comentar que las personas, especialmente cuando actúan como inversores, son seres complejos; y por lo tanto, es difícil de modelizar sus preferencias a partir de algoritmos residentes en la nube, por muy sofisticados que éstos sean.
No obstante, bienvenida sea la tecnología, y con ella la robotización de todas aquellas tareas que los robots puedan hacer mejor (más barato, seguro o eficiente) que los humanos.
Por eso, soy de la opinión que más que competencia entre los roboadvisors y los asesores financieros tradicionales, podrá y deberá haber cooperación entre ambos. De tal forma, que el “asesor persona” considere al “asesor robotizado” como su aliado, complementando su trabajo; en lugar de sentirse substituido.
De la misma forma que en el campo de la medicina, en donde la robotización quirúrgica avanza a pasos agigantados; siempre será relevante la figura del médico. Lo mismo deberá ocurrir en el ámbito de las inversiones.
Y sobre todo, hemos de tener presente que cuando los mercados se vuelven volátiles, difícilmente las máquinas nos podrán ofrecer acompañamiento y sosiego en el devenir de nuestras emociones; en la forma que lo pueda hacer una persona cualificada que se haya ganado nuestra confianza.