A pesar de que la fiscalidad importa y mucho (tal como más adelante te explicaré), no es lo más relevante. Lo que siempre debe primar es la rentabilidad, por encima de la fiscalidad.
En este aspecto mi mensaje es claro y diáfano: no realices nunca un negocio encandilado exclusivamente por la fiscalidad. Todo y su importancia, la fiscalidad es siempre secundaria, es complementaria. La rentabilidad es lo realmente relevante.
Por mi propia experiencia te puedo decir que lo verdaderamente importante es que el negocio o inversión que se trate, debe ser rentable financieramente por sí mismo. Primero la rentabilidad, y la fiscalidad viene después.
Las ayudas fiscales son eso, simples ayudas colaterales. Que hoy las puedes tener, y mañana pueden desaparecer. Por lo tanto, nunca bases ni fundamentes un negocio o inversión alrededor de la tributación.
Asimismo siempre recomiendo a mis clientes que se ahuyenten de los paraísos fiscales. En los tiempos que corren y cada día más, son lugares vulnerables a tu buena reputación. No vale la pena relacionarse con ellos.
Así pues, pasemos de paraísos fiscales y focalízate en encontrar paraísos financieros. Los hay, y yo te explicaré donde encontrarlos…
Dicho todo lo anterior, uno de los cometidos (entre otros) de un buen inversor, es optimizar la liquidación de impuestos, reduciendo al máximo el pago de los mismos.
En este sentido, una de las claves para generar riqueza es minimizar los ingresos imponibles, es decir, aquellos sobre los que se pagan impuestos inmediatos. Como por ejemplo: rendimientos del trabajo, actividades económicas, rendimientos del capital mobiliario,…
Así como también, maximizar los ingresos no imponibles, a saber: aquellos sobre los que se difieren el pago de impuestos, como sería el caso de los derivados por la apreciación del capital, como por ejemplo, los fondos de inversión.
Justamente, los fondos de inversión ser erigen en el vehículo con el tratamiento financiero-fiscal más óptimo.
El resultado de seguir esta estrategia es abismal. Te lo sintetizo mediante el siguiente ejemplo sencillo:
Imaginemos dos inversiones idénticas, con los siguientes datos:
En el que la única diferencia, es que en un caso una inversión obtiene un rendimiento explícito anualmente (y por consiguiente, tributando cada año); y la otra, lo capitaliza a la inversión, difiriendo así el pago de impuestos.
En la siguiente gráfica se puede observar el resultado del capital final obtenido, en función, de la existencia del diferimiento fiscal, o con tributación anual:
La conclusión evidente de todo ello es:
“Aprovechar siempre, donde las haya, todas las oportunidades de diferimiento, desgravaciones, bonificaciones, reducciones de índole fiscal; sin cometer ilegalidades”.
En definitiva:
- Prioriza la rentabilidad por encima de la fiscalidad
- Invierte a través de fondos de inversión, por ser el vehículo más eficiente tanto financieramente, como fiscalmente.
En Newman somos especialistas en seleccionar los mejores fondos de inversión de todo el universo invertible, en función de sus respectivas categorías. Déjate aconsejar por un experto.